El reto de Irulegui Ikastetxe Publikoa consiste en equipar una infraestructura educativa de nueva creación. El colegio se complementa con un pabellón deportivo también público y todo ello se encuentra ubicado en un límite de periferia urbana.
El proyecto y obra ha contado con un proceso participativo que conecta el proyecto arquitectónico con el pedagógico. En el espacio exterior hay una clara apuesta por un gran entorno ajardinado que forma un auditorio. Este se complementa con superficies duras de hormigón, algunas de ellas cubiertas con porches de estructura metálica.
El colegio sin paredes soñado se convierte ahora en un patio dónde dispositivos a modo de paredes activas permitirán el desarrollo de una serie de actividades que enriquecerán las posibilidades de juego de los txikis.